(This is a true story)

Hace unos 15 años estaba trabajando en Suiza como jefe de equipo de IRATA, una certificación internacional especializada en rescate en cuerdas.
¡Quién me diría a mi que hoy estaría haciendo lo que hago!

El pensamiento divergente se caracteriza por una serie de elementos:
inconformismo, curiosidad, persistencia y voluntad de asumir riesgos.

Cuando supe esto encontré al fin un perfil que realmente encajaba con quien soy.

La curiosidad, siempre presente, me ha llevado desde mis 18 años a vivir en diferentes culturas, tanto en países asiáticos como europeos. Sentí que mi vocación era la Antropología Social y Cultural.

Estuve dos años estudiando la carrera, pero me di cuenta que estaba enamorado de la cultura humana, no de la profesión. Aunque me iba bien, decidí que no quería convertirme en un profesor más y vivir perdido en mi propio romanticismo.

He trabajado en un gran número de profesiones, siempre sintiendo que no eran para mi. Pero cuando encontré la programación y el diseño web es cuando realmente sentí un amor especial.

Desde hace 12 años, mi naturaleza inconformista y persistente me llevó por senderos poco habituales, trabajando de forma independiente y colaborando con empresas internacionales, lo que me dió ese conocimiento/crecimiento técnico tan necesario en mi profesión.

Con la programación puedo crear lo que se me ocurra, es un mundo infinito, y cada vez que subo un escalón, aparece un gran número de caminos entre los que elegir. Y con el diseño web puedo dar rienda suelta a mi imaginación.

He de agradecer todo lo que me han dado las empresas que han confiado en mí y el crecimiento que he sentido como profesional y persona.

Pero cuando llegué a estancarme, cuando vi que yo no seguía creciendo, de nuevo sentí un vacío, no quería seguir trabajando haciendo webs cuadradas. Y bueno, lo de cuadradas es tan solo una metáfora para esos proyectos que repiten los mismos patrones, que no quieren/se atreven a salir del marco autoimpuesto en internet.

Y por supuesto, no quiero seguir en proyectos que no me permiten aprender más allá de lo que hace todo el mundo, que no me permiten salir del rebaño.

Creo que internet puede ser un mundo maravilloso en el que sorprender y hacer que nuestros objetivos profesionales se cumplan. Y por qué no, disfrutar de ello mientras lo hacemos.

El riesgo es algo que llevo grabado a fuego en mi ADN, así que dejé varias colaboraciones en USA, Tailandia y España y saqué divergentes, un proyecto que simplemente hace eso, estudiar un proyecto para saber cómo hacerlo sobresalir y que lo haga transmitiendo sentimientos, que no todo sea gris. Que cuando nuestros clientes objetivo lo vean les haga vibrar.

Eso solo se hace con, como se diría en Antropología, eliminando la visión impuesta por nuestra cultura y mirando desde una perspectiva limpia, con un pensamiento totalmente divergente (esto último lo añado yo).

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Si buscas precio, Divergentes no es tu opción. En cada proyecto se dedica mucho tiempo y cariño.

Texto de contacto de fondo Álvaro Torres embobado en blanco y negro haciendo de botón de contacto